El paso siguiente en nuestro análisis de la fachada es tener un claro conocimiento del soporte sobre el que actuaremos.
Como veremos a continuación, pueden ser materiales de muy diferentes propiedades y características, con problemáticas y soluciones especialmente particulares y con la exigencia, en muchos casos, del estudio minucioso para un mismo tipo de material.
Es un material que encontraremos básicamente en los edificios históricos, ya sea como acabado o revestido.
Como tal, el genérico “piedra natural” no define exactamente ante lo que nos enfrentamos ya que bajo esta definición, es necesario diferenciar las variedades más habituales que se hallan presentes en nuestro entorno.
Tipo de roca sedimentaria, cuyo componente principal es el carbonato cálcico, con un grado medio de porosidad (diferenciado según variedades) y con una dureza moderada.Éstas dos características nos dan ciertas pistas de cómo actuaremos con este material.
Es una roca compuesta por granos de arena (cuarzo, carbonato…) ligados por un cemento de carbonato cálcico de alta porosidad. Es un material poroso y relativamente blando.
Es una roca compuesta de cuarzo, mica y feldespato. Estamos ante un material de gran dureza y al mismo tiempo con una baja porosidad. En las fachadas actuales está presente como revestimiento final.
Esta piedra, de estructura foliada, se compone básicamente de cuarzo, micas, minerales de arcilla y feldespatos.Procede de la transformación de rocas sedimentarias sometidas en el pasado a fuertes presiones (por ejemplo, en la formación de montañas). Es muy resistente a la intemperie, duradera y, lo más importante, altamente impermeable, por lo que es utilizada como cubierta y al mismo tiempo como elemento constructivo rural.
Roca metamórfica, de dureza moderada y porosidad media, con gran número de variantes y composiciones, siendo la principal la constituida por calcita y dolomita. Es una de las rocas ornamentales por excelencia, y como ya hemos apuntado en algún caso, su tratamiento no es tan simple como la intuición nos sugiere.
Son piezas fabricadas por cocción con arcilla o tierra arcillosa, ocasionalmente con adición de otras materias.
Existen muchas variedades en cuanto a formato y fabricación (común, hueco, macizo, cocción manual ...etc). Cada vez es más utilizada la variedad llamada “termo-arcilla”, bloque cerámico de baja densidad que presenta grandes ventajas sobre el ladrillo tradicional y que requiere unos planteamientos más técnicos a la hora de su colocación.
No olvidaremos el “ladrillo cara vista” como acabado final, muy difundido y al que trataremos de forma especial para su recuperación, protección y mantenimiento.
Este material se obtiene mezclando cemento Portland, agua, materiales como la grava u otros refinados, y aire.
Constituye un fondo sólido y compacto que permite muy diversos tratamientos (siempre que se prevengan los problemas de adherencia o los derivados de la utilización de aditivos como los acelerantes, retardantes, plastificantes…).
El tratamiento a efectuar sobre el hormigón consistirá, casi siempre, en protegerlo contra la carbonatación.
Es un material formado por hormigón y una estructura de acero en forma de barras redondas, lisas o perfiladas.
Aúna la resistencia a la compresión del hormigón y la resistencia a la tracción del acero. Por la composición del cemento (óxido de cal, óxido de aluminio y óxido de sílice), cuando se produce la hidratación y el fraguado quedan poros que contienen Ca(OH)2 disuelto. Éstos ofrecen el medio alcalino necesario (pH 12,5 o superior) para la protección anticorrosiva (pasivación del acero) ya que se forma una película continua y adherente de óxido férrico.
Sobre la mayor parte de las bases que hemos definido anteriormente, y en la mayoría de los casos de construcción contemporánea, se efectúan recrecidos- enfoscados con diferentes materiales, con anterioridad a la colocación de un revestimiento final.
Se trata de una pasta formada por la mezcla de un conglomerante (cemento portland), arena y agua.
Cuando nos encontremos este material aplicado deberemos tener en cuenta las problemáticas que nos puedan generar sus fisuras, su consistencia, la importancia de la consolidación previa.
Es un conglomerado de cal y partículas de mármol, que proporciona una base de secado lento, tradicionalmente utilizada como base para trabajos posteriores de estucos a la cal.
No es un mortero utilizado como fondo antes del revestido final. El monocapa constituye el propio acabado. Por el lamentable estado de muchos de ellos, lo trataremos como un soporte más a renovar.
Se trata de un compuesto formado por un conglomerante hidráulico (en ocasiones sintético) y árido de granulometría muy determinada. La mala calidad en la materia prima o una mala aplicación nos obligará a plantear diversos tipos de actuación.