En este capítulo expondremos los métodos de Beissier para la eliminación de organismos y sustancias nocivas, y los materiales degradados presentes en los paramentos sobre los que vamos a trabajar.

Desinfección

Conceptos como el de “edificio enfermo” nos alertan sobre la importancia de preservar nuestras viviendas de la acción de microorganismos nocivos.

Destacaremos algunos aspectos de este problema, a tener en cuenta especialmente.

Contaminación parasitaria en las fachadas

La mayor parte de los microorganismos, especialmente los mohos, se propagan a través del aire. Así, una fachada o patio de luces contaminado por microorganismos, soporta el riesgo de que éstos se transmitan al interior.

Los mohos provocan diferentes tipos de reacciones patológicas en los seres humanos (por contacto, por inhalación, etc.). Generan en el ambiente unos metabolitos secundarios tóxicos llamados micotoxinas, de los que se conocen unas 3.000 variedades. Una de las micotoxinas más conocidas es la producida por los hongos microscópicos del género Aspergillus.

Estos microorganismos están vinculados, de manera demostrada, al polvo y a los escombros generados en los procesos de construcción y rehabilitación, dentro o en las proximidades de establecimientos hospitalarios. Para estos casos de reformas ya se han establecido protocolos de actuación sanitarios.

Sirva esto de ejemplo para alertar, por un lado, del parcial desconocimiento que podemos tener sobre lo que afectan a nuestra salud ciertos microorganismos, y por otro, para constatar lo nociva que es su presencia en nuestro entorno (tanto interior como exterior).

Evidentemente, los microorganismos degradan los revestimientos de nuestras fachadas. Muchos de los materiales utilizados en la construcción son empleados como fuente “nutritiva” por algunos de estos organismos. Como todos ellos están necesitados de humedad para su desarrollo y propagación, son un problema más a unirse a los efectos de degradación que el agua produce en las fachadas.